Descubres que no hay brillo en sus ojos, que sonríe con cierta falsedad, que esa mirada pícara que tanto te gustaba ahora solo transmite frialdad, que era más confortable seguir con esos sueños. Al fin y al cabo, después te sientes mal por perder todo ese tiempo esperando porque nada es para tanto... hay que disfrutar con lo que tenemos y dejar de buscar más allá.
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